Para quienes no han tenido la vivencia de estudiar la historia del arte, puede ser un lugar más albergado en una arquitectura titánica. Para mí es un encuentro desestabilizante y emotivo con el pasado del mundo oriental y occidental en todas sus formas. Descubro allí las máscaras de la Comedia y de la Tragedia, las figuras del clasicismo griego que marcaron fuertemente nuestros conceptos de Belleza, el devenir histórico de la moneda( y esas máquinas ya obsoletas que el steampunk resucita como un valor estrambótico de la estética actual), el mundo de Buda, de Ganesha y de las culturas indígenas sudamericanas.
Encuentro el mundo organizado en períodos históricos, en obras arquitectónicas y religiosas, en arte visual y en literatura y encuentro los universos expandidos de cada ítem tomando nota de filmes para ver, música para descubrir y creaciones literarias para continuar explorando el misterio detrás de cada figura.
Para entrar al MB, como ya lo había comentado con Saint Pául, hay una larga fila de controles rigurosos de bolsos y mochilas, líquidos que se transportan y detalles que cuidan la seguridad de estos espacios que pueden ser blanco fácil para atentados y otras situaciones. La molestia inicial se compensa con la tranquilidad de saber que todo está bajo control y que podremos pasar una tarde entera revisitando la historia mundial bajo todas sus formas.
Y para mí, que he visto más de una figura de faraones, sarcófagos, budas, pinturas japonesas y semidioses griegos en fotos impresas en papel, diapositivas, documentales y búsquedas web y que puedo tratarlos casi como a viejos conocidos, verlos "en persona"( aunque algunos sean réplicas exactas) me resulta una suerte de revelación.
El museo cuenta también con muestras itinerantes acerca de dibujantes que recrean la cultura de la muerte en diversos ethos, artistas del animé y otras maravillas. Desde luego, no llegamos a verlo a todo: hay que continuar viaje porque la ciudad es infinita, porque - en teoría- mañana debo partir a París a visitar a Fernando y porque mi partner quiere seguir viendo que sorpresas nos deparan las callecitas de esta ciudad laberínticas llena de porches neoclásicos y ventanitas estrechas y coquetas.
Una circunstancia familiar hace que Fernando me avise que no podrá recibirme en esa semana. Me digo( y le digo): "No importa, puedo ir más adelante" y barajamos fechas y posibilidades entre la estatua de Afrodita y las imágenes de Mother India que anoto para ver y comprender muchos misterios de su cultura. Una instalación en el museo me muestra entre las inmensas vitrinas de Latinoamérica el obsesivo retorno a la enfermedad del mundo occidental a través de la complicada farmacología( devenida en industria de sospechas) y como son las cuatro de la tarde y en Argentina sería una buena hora para almorzar( tarde pero factible) cruzamos a un Starbucks y cerramos nuestro trip museológico que, para mejor información, detallo en éste álbum: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10218953307490830&type=1&l=11fbbd3443
Encuentro el mundo organizado en períodos históricos, en obras arquitectónicas y religiosas, en arte visual y en literatura y encuentro los universos expandidos de cada ítem tomando nota de filmes para ver, música para descubrir y creaciones literarias para continuar explorando el misterio detrás de cada figura.
Para entrar al MB, como ya lo había comentado con Saint Pául, hay una larga fila de controles rigurosos de bolsos y mochilas, líquidos que se transportan y detalles que cuidan la seguridad de estos espacios que pueden ser blanco fácil para atentados y otras situaciones. La molestia inicial se compensa con la tranquilidad de saber que todo está bajo control y que podremos pasar una tarde entera revisitando la historia mundial bajo todas sus formas.
Y para mí, que he visto más de una figura de faraones, sarcófagos, budas, pinturas japonesas y semidioses griegos en fotos impresas en papel, diapositivas, documentales y búsquedas web y que puedo tratarlos casi como a viejos conocidos, verlos "en persona"( aunque algunos sean réplicas exactas) me resulta una suerte de revelación.
El museo cuenta también con muestras itinerantes acerca de dibujantes que recrean la cultura de la muerte en diversos ethos, artistas del animé y otras maravillas. Desde luego, no llegamos a verlo a todo: hay que continuar viaje porque la ciudad es infinita, porque - en teoría- mañana debo partir a París a visitar a Fernando y porque mi partner quiere seguir viendo que sorpresas nos deparan las callecitas de esta ciudad laberínticas llena de porches neoclásicos y ventanitas estrechas y coquetas.
Una circunstancia familiar hace que Fernando me avise que no podrá recibirme en esa semana. Me digo( y le digo): "No importa, puedo ir más adelante" y barajamos fechas y posibilidades entre la estatua de Afrodita y las imágenes de Mother India que anoto para ver y comprender muchos misterios de su cultura. Una instalación en el museo me muestra entre las inmensas vitrinas de Latinoamérica el obsesivo retorno a la enfermedad del mundo occidental a través de la complicada farmacología( devenida en industria de sospechas) y como son las cuatro de la tarde y en Argentina sería una buena hora para almorzar( tarde pero factible) cruzamos a un Starbucks y cerramos nuestro trip museológico que, para mejor información, detallo en éste álbum: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10218953307490830&type=1&l=11fbbd3443
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