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SOCIALES

Es verdad: me encanta la alta tecnología. Me encantan y me fascinan las redes sociales y tengo perfiles en mas de una. En redes de amigos, de profesionales, de arte, etc, etc. Me maravilla y me divierte que se pueda hacer tanto con un solo clic, que se pueda recorrer el mundo y alcanzar una conversación con el Oriente lejano mientras hago zapping, envío un mensaje de texto y cocino una tarta de brócoli en la intimidad de mi departamento. Es precioso. Es maravilloso poder estar en contacto con el mundo. Eso sí, actualmente, estar incomunicado es lo mas "in" que podamos imaginarnos.
Si no, no se explica.
Estar "ausente" ( al estilo del viejo messenger de hotmail) y "colgarse" ( patología de simpática denominación para los hechos de la vida real) son los antecedentes del "estar y no estar" del famosísimo Facebook. Una de las mayores redes SOCIALES ( si no la más grande) que genera este extraño estado de vampirismo electrónico; porque "estar y no estar" es como estar vivo pero muerto, muerto pero vivo, ausente pero presente, es decir, ser un vampiro que no se refleja en el espejo, una presencia que es ausencia.
El funcionamiento habitual suele ser curioso: conectarse por todos los medios posibles( pc, notebook, tablet, smartphone, etc etc) y luego de ello dejar que el tiempo corra sin responder mensajes, chats, correos( perdón, estas benditas redes han declarado la muerte del práctico y elocuente e-mail para reemplazarlo por los horrorosos "inbox" que no son ni fú ni fá). Estar y no estar es una de las extrañas maneras de comportarse en la red social: esconderse, "cortarse", irse sin saludar son otras de las exquisiteces de una nueva forma de sociabilizar que es maltratándose de manera sistemática.
Pero lo que me deja realmente deslumbrado( se puede estar fascinado por el horror) es la ligereza para postear insultos, intimidades escatológicas, reproches a un interlocutor que es desconocido para los miles de usuarios que lo leen a la fuerza (y que revela los entredichos mas desagradables de una familia, por ejemplo) o la inusitada trascendencia del "tocan el timbre, ya vuelvo" como si uno estuviera presionando a los presentes para estar presentes cuando los presentes son ausentes porque nunca contestan mensajes, siempre están colgados y vampirizan a una red chupando bits de información. Y el tiempo, claro.
Ante este desborde de estímulos tan poco estimulantes me pregunto( y esto es una autocrítica pura y sin intenciones de herir susceptibilidades):¿que hago perdiendo mi valioso tiempo mientras leo los hechos que ocurren dentro del baño, la cabeza que se golpeó con la puerta, el pinchazo dado con el tenedor, el agua fría y el quemazón de la ducha y demás intimidades que nunca quise saber mientras espero que me responda aquel a quien sí le hablo y de quien tengo intenciones de saber y compartir?
Debo confesar que tuve mi tiempo de impudicia 2.0: que cada enojo, tristeza, bronca y puteada iba a parar a mi muro exponiéndolo como si con ello pudiera dar un golpe en la cara de mi infortunio. Un alma caritativa( y harta de leer mis explosivos desplantes) me escribió un inbox( sí, a veces es menos nocivo) pidiéndome que moderara mis exabruptos puesto que molestaban al verse dentro de un fuego cruzado en el que nadie había elegido estar. Lo agradezco. Agradezco la lección que me dió ese amigo de red social con altura, con respeto y con mesura porque comprendí que esa red social no es una cloaca en donde descargar todos nuestros desechos sino un modo nuevo ( sean bienvenidos) de compartir un caudal de riqueza humana que tiene que ver con el oro y con las palabras, no con las heces y los alaridos. Y entendí que no es lo mismo hacer humor con ironía y altura que largar la primer "guarrada" que se nos ocurra y que el "minuto a minuto" requiere de suspicacia para que ese devenir registrado mundialmente tenga un eco interesante como el batir de las alas de una mariposa.
Comprendo también que una herramienta tan valiosa que permita acercar a las personas naturalmente tímidas( como lo he sido toda la vida) debería ser aprovechada como un vehículo para transmitirnos lo mejor de nosotros. Ya sé, alguien saldrá con la pregunta:"¿Y que entendés vos por ´mejor´?". Buen punto para comenzar a entrenar de nuevo la mente.
Yo, mientras tanto, defiendo al email, al blog y al sitio en la web. Defiendo a las redes sociales, claro, pero sugiero recordar que son un desafío a la síntesis - que no es pobreza- y a la expansión- que no es griterío sin pudor- Y defiendo que sean sociales, la herramienta que nos permita recordar que detrás de un perfil, de un nombre, de un muro, sigue existiendo la piel, la voz y la mirada que nos permite seguir siendo lo que somos: seres humanos.
"Volver a la naturaleza sería su mayor riqueza"
Y no es nostalgia sino sentido común. Creo. Abran el debate.


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