La historia llegó hace tiempo, en realidad. Una tarde de martes,en un bar, explorando cosas, ordenando imágenes, escuchando a las constantes...esas historias recurrentes, esos arquetipos que vuelven una y otra vez y que debo reelaborar, explorar y estudiar para evitar que se vuelvan lugares comunes.
Tengo al Sauce. Tengo el dibujo de mi amigo Alejo Degiorgis sobre el sauce en las barrancas del rio. Tengo la idea de ese piso tapizado de flores rojas. Las mil grullas de Elsa Borneman. Tengo a Japón, la música de Yiruma, una fascinación por Oriente que desconocía en mí. El color saturado, la planimetría de las figuras, los ojos inmensos, las historias melodramáticas, el video de Ryu en su bosque blanco, los muchos temperamentos de nuestros luchadores intérpretes, la necesidad de un capricho.Y el eterno bosque como el espacio de la experiencia.
Siempre he sentido una especial fascinación por el bosque. Tanto plástica como literariamente, sus formas, sus texturas, su profundidad, esa maraña imprecisa que se percibe sanadora en sus frescos aromas y amenazante y monstruosa en su bruma, sus trampas, sus voces engañosas.El bosque debe estar. Concluyo que no tiene caso eludir el llamado de esos seres y lugares que moran en la propia sangre: el mundo antiguo vive en mí de una forma u otra y tengo necesidad de recurrir a él una y otra vez. La fascinación por ese mundo medieval, los senderos sombríos, los extraños rayos de sol colándose por la espesura, las infinitas ramas creando una textura en el aire, la cúpula boscosa sobre un mundo inestable y seductor.
La ciudad es el espacio coqueto, seguro, normativizado, lleno de leyes. Pero el bosque es el mundo de lo desconocido. Y eso siempre es seductor. Es el lugar común de tantas historias épicas, fantásticas, románticas. En todas las historias los grandes temas de la humanidad aparecen una y otra vez recreados, reinventados, ampliados. Los elementos también: el bosque, el mar, la noche,las estrellas, todos factores de un universo simbólico construído desde la relación particular del hombre con la naturaleza. El mundo como divinidad, como fuerza primitiva, como misterio. El bosque como espacio de los ritos iniciáticos.
Y desde luego, el héroe..o la heroína. Esa criatura de existencia gris que ignora su propio destino hasta que un dia un hecho fortuito lo pone en el camino que cambiará sus días para siempre. Y sigo sumando: la Miko, esa sacerdotisa de Japón que renuncia al amor por la veneración, el arte de las espadas sagradas, el objeto mágico, el laberinto.
La fuerza simbólica de esos elementos es abrumadoramente rica.
Y esa heroína, claro, buscará uno de los grandes temas de la humanidad: la libertad. Pero el amor- otro gran tema- se cruzará en su camino para desordenarlo todo. Ella no quiere el amor pero está en su destino. Ella no sabe que se está convirtiendo en mujer y que un mundo entero la observa. Ella sólo sabe de una existencia aburrida y esclavizada en donde se ve obligada a limpiar pisos, alimentar egos ajenos y soportar la humillación...hasta que su madrastra la envíe a casa de su abuela a llevar una cesta de manzanas...sin saber que una de ellas está envenenada.
Tengo a mi cenicienta caperucita con nombre oriental. Tengo a una madrastra tan cruel como las otras y tan frívola como la Carlota que atormenta a Christine en "El fantasma de la ópera", tengo el bosque y, claro, tengo al Lobo, un ser narcisista y estridente atormentado por su propia vanidad. Tengo a una abuela especialista en pociones sanadoras, un rio que fluye en el bosque, una dama hecha de agua, una maga de oro y nieve escupiendo fuego, una obsesiva admiradora del lobo, un principe que teme convertirse en sapo, tres mujeres hechizadas....
Tengo a mi historia. Tengo mi propia blancanieves que, lejos de ser ingenua, es una chica fuerte, descreída y dispuesta a cruzar el bosque para cumplir su misión( aunque sea absurda) y un tanto asustadiza ante la pléyade de personajes estrambóticos que habitan ese espacio de la experiencia.
Tengo una historia construida de otras historias. Tengo mi pastiche armado por esos mitos que inquietan a la humanidad y que se recrean en mil historias. Tengo a mi historia MÍTICA. Está corriendo.
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