Dicen que las comparaciones son odiosas. Es verdad. También son importantes. Y también son necesarias. En esta Ciudad de Santa Fe vivimos repitiendo que todo lo que está fuera de sus fronteras es mejor. Eso, como lo mas aceptable. Ni hablar de las horrorosas afirmaciones que he escuchado por ahí y frente a las cuales siempre pregunto"¿Y por que no te vas de aquí si tanto mal te hace?"Por toda respuesta la gente que ningunea su propia ciudad afirma que perdería su casa,sus afectos, su trabajo y otra lista de cosas. Me digo entonces:¿es realmente cierto que esta bendita y castigada ciudad no nos proporciona nada?.Y también:Una ciudad¿no es la suma de las voluntades individuales que mueven las ideas para transformar el presente y preparar el futuro? Conozco gente inteligente, talentosa, rica en ideas, atrevida en sus formas de crear, reconocida a nivel nacional y mundial. Tenemos una ciudad rica en historia, en patrimonio, en paisajes. ¿No será hora de poner todo esto en marcha y aprovechar lo que hay en lugar de cargar las tintas permanentemente sobre lo que no hay aquí y sí en otras ciudades?Para mi sorpresa, en otras ciudades también critican a sus habitantes, sus costumbres y su administración. Será que nadie es profeta en su tierra. Pero¿que tal si hacemos que nuestra tierra sea profeta de sí misma? Por eso...hagamos algo grande: nosotros podemos.
La leyenda guaraní afirma que el colibrí revolotea de flor en flor para llevar a las almas de los que han partido hacia el Paraíso. Una variación de la misma afirma que cuando aparece un colibrí significa que el alma de los que amamos está en un buen lugar. Hace poco más de veinticuatro horas, luego de un viaje adrenalínico por sus serpenteantes y verdes rutas, llegué a Brasil por cuarta vez. Fué inevitable pensar "es la primera vez en mi vida en que no llamaré a mamá para decirle que he llegado bien" Esa llamada mía era como el colibrí que ella esperaba para darle las buenas nuevas y la tranquilidad de que estaba en un buen sitio y en el mejor estado. El complejo donde están nuestros apartamentos es de ensueño. De igual modo lo es la preciosa playa de Campeche, oculta graciosamente tras un pequeño paisaje antiguo. "Sigue derecho hasta la iglesia que está enfrente- me dice Carlos en español pero con un canturreo portugués muy particular- y el caminito lateral
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