Es bueno planificar un viaje pero también es bueno dejarse llevar por las sorpresa que depara. Incluso si éstas no son del todo agradables. Una circuntancia fortuita hace que abandone Londres antes de tiempo y viaje directo a Bruselas a casa de mi amigo Diego a quien conocí en Santa Fe hace dieciocho años y no veía hace diecisésis. Que aquello de que las verdaderas amistades son esas que se retoman luego de muchos años sin que nunca se hubiesen interrumpido encuentra aquí un buen ejemplo. Llego al departamento de Diego en Moleenbeek, un día de frío particular. El viaje en Eurostar me sorprende por la excelencia de sus trenes, por la precisión quirúrgica de sus horarios, por la exquisitez de su atención y la pulcritud de cada detalle con que me encuentro. Llego a Gare du Midí a las 20:10 y, claro, es noche cerrada. Espero a Diego en un bar cercano a su casa y luego de algunas horas de espera en que me precipito a escribir como suelo hacer cada vez que me encuentro en situación ba...
Entre el ensueño y la realidad navegan los seres de Piscis. Y en particular es mi modo de concebir la vida y percibir esos universos fronterizos entre la ficción y la cotidianeidad.¿Donde termina uno y comienza el otro?