Es importante. Dar las gracias. Un proyecto teatral es duro y costoso. Los caminos están llenos de asperezas de igual modo que están llenos de entusiasmo. Hay tanta felicidad como dolor y no estamos errados si lo comparamos con la gestación y el parto, que al fin y al cabo, eso es una producción teatral: concebir con pasión y feliz desasosiego, gestar con esperanzas y esfuerzos, parir con dolor y temores. Y contemplar a esa criatura que sobre el escenario aprende a caminar y patea mucho antes dando señales de comenzar una vida verdadera.
Y hoy quiero darle gracias, una vez mas, a la gente que confía en mí al momento de seguirme en un proyecto. Que no es fácil. Que muchas veces hace que me enoje. Que me fastidie en el diario devenir de los ensayos, de la producción, de la dirección. Pero de repente veo a quien espontáneamente propone un ensayo parcial para perfeccionar tal o cual cosa, a quien ofrece su ayuda , a quien se le ilumina el rostro ante una idea, a quien ha crecido en un camino a través de experiencias de ruptura y finalmente vuelve enriquecido, a quien ofrece su sonrisa a pesar de mis caras largas, a quien da un abrazo oportuno ante una situación difícil.
En esta profesión parecemos estar siempre a merced de las olas embravecidas pero casi nunca falta ese rescatista que aparece de la nada. Quizá sea parte de la magia. Quiero creer que sí.
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