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¿Seguir ó cambiar de dirección?
¿Descansar y seguir ó cambiar definitivamente de rubro?
El arte duele, eso es una verdad. Quien lo niegue es porque nunca ha hecho arte y nunca ha intentado la curva compleja y vertiginosa en que uno se mueve con un bolígrafo como un escalpelo triplemente filoso para dar con la palabra justa, con la situación verosímil, con el giro creíble.
El negocio del espectáculo duele aún más. Encontrarse con egos inflados, con injusticias escandalosas, con la falta de reconocimiento cuando uno ha trabajado durante décadas para dar lo mejor de sí mismo - por sí mismo y por su entorno- y sentir que se es ignorado por medios que deberían darle a uno un lugar, no de privilegio, pero sí de justicia y de capacidad de vuelo.
Y entonces es cuando,una vez más, ésta imagen misteriosa vuelve a arrebatar mi mente y mi alma:
¿Seguir produciendo arte ó mudarme al campo a cultivar mi huerta, jugar con mi perra Mireia, ver pasar los días viviendo austeramente y sin mayores preocupaciones?
¿Cómo es que uno se realiza ó se abandona?
¿Cómo es que uno se reinventa ó se deja morir ( en una fase de su persona)?
¿Cómo es que todo aquello que alguna vez significó un vuelo de águila hoy se siente como un agobio bajo la tierra más putrefacta?
El arte no sólo duele: implica, también, una profunda soledad. Porque no todas las personas están dispuestas a entender la fuerza de un anhelo y el poder de un deseo.
Hay quienes quieren apenas un poquito más que una huerta: la instalación de la obediencia ciega a un régimen sociopolítico en un contexto urbano lleno de chupetes electrónicos que ayuden a la fuga de pensamiento y nos distraigan hasta dejar de pensar.
Tras los enojos, tras la desolación, tras el desconcierto, sobreviene una comprensión no menos dolorosa pero serena:
No todas las personas que amás ni que te rodean, están ni estarán listas para entenderlo. Para algunas de ellas,directamente, todo lo que para vos es tu vida, no significa nada.
Contra eso, mi querido "yo"- me temo- no hay nada que hacer. El proceso personal es personal y no puede ser apresurado ni tampoco forzado.
Entonces, ya transitando la mitad de mi vida( y sintiéndome muy bien conmigo mismo, desde luego) en éste frío y soleado día de junio me pregunto como Aquella Pregunta con la que solemos sintetizar el teatro occidental:
¿Ser ( artista) ó no ser ( artista)?
¿Ficciones y espectáculo ó huerta y campo verde?
Creo que hoy veré una película Ghibli y...lo pensaré, una vez más.
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Con un sencillo guión y la música maravillosa del Cirque Du Soleil quedó marcada la experiencia del teatro en la escuela.MI experiencia; la que me anima a seguir intentándolo y la que me dice que educar no es un solemne entramado de rancias formas estereotipadas en las que casi nadie cree sino un juego fresco tal como es el teatro en su esencia. Lo conseguido va mucho mas allá de un simple resultado estético: tiene que ver con resultados humanos, sociales, de contenido expresivo y comunicacional, fue un pequeño gran elemento sorpresa para los muchos que no se esperaban mas que el cumplimiento formal de una rutina escolarizada. Que mal que suena"escolarizada" en este contexto, ¿verdad? pero es que hemos olvidado que la escuela es un espacio para la discusión, para el entrecruzamiento de experiencias, para vivir intensamente el intercambio de ideas, para el asombro y para el aprendizaje verdadero. La escuela primaria, generalmente, pierde su sentido de deslumbramiento opacada...
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