Tras varias idas y venidas he decidido cambiar el título del blog. "Teatro", que bella palabra y así de simple es como se me ha ocurrido llamarlo. Para no estar dando tantas vueltas con el monstruo de tres cabezas. Al fin y al cabo, son indivisibles. Y el autor quiere ser director en el mismo momento en que escribe. Por eso escribe. Porque se muere de ganas de poner en escena eso que se le ocurre. Porque mientras escribe dibuja, indica, llama por teléfono, imagina a quien, a quienes, como. Claro, me dirán, es parte del proceso. Pero me fascina saber que eso que escribí es tan sólo el paso previo para su materialización. Y que puedo jugar caprichosamente un juego de dioses donde maneje todo el universo en una hoja de papel.
Y el director, claro, no puede separarse del productor. De ese que sí llama por teléfono, que reserva salas, que escribe e-mails, que discute con otro productor, que busca a otro mas, que recorta el sueño del autor porque el presupuesto tuvo que ser modificado, que cuestiona al director porque en su afán de enriquecer ha complicado la propuesta y ha dejado al público fuera del juego, que se presenta cual empresario teatral y luego debe despojarse de la formalidad para jugar en el escenario, el que acarrea cosas, busca donde guardar remanentes de vestuario y apila cds de estudio y libretos garrapateados.Y arma prolijas planillas de entradas y salidas sabiendo que lucha por un espacio que le permita vivir realmente como un productor.Y los tres deambulan como fantasmas ruidosos en salas vacías, en oficinas sin tiempo y en plateas que quizá nunca se llenen.
A veces son ruidosos. Otras, son tímidos y vacilantes como una bruma.
¿Y el actor? Bien, gracias. Por ahí anda, esperando ser lo suficientemente bueno para ayudar al director con los otros actores. Esperando no traicionarlo en sus imágenes y convicciones. Jugando frente al espejo y mirándose a sí mismo, preguntándose si debe permanecer en este majestuoso -si es que lo es- lugar del monstruo de tres cabezas o debe volver al espacio vacío a encontrarse simplemente, con un juego de niños, con un sueño de teatro.
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