No hay final. Para el aprendizaje, no hay un final. Escucho aquello de que en el arte no hay lugar mas cómodo que la incomodidad. Porque los lugares de "consagración" son aquellos que nos destinan al punto muerto, a la nada. Y entonces es bueno estar incómodo. Bueno, pues yo estoy incómodo: aprendiendo a nadar en aguas turbulentas, caprichosas, con corrientes contrarias que me devuelven a la playa como punto de partida repetido o que me hunden en la confusión para volver a empezar de nuevo las braceadas al instante siguiente. Un año en el que me he dedicado a volver a aprender y a comenzar a aprender...y siento que cada vez, sé menos.
Y es incómodo pero lleva esa ventaja: aprender a nadar en aguas revueltas. Y dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Siempre me ha gustado el orden preciso, lo previsible, lo estimado, lo prolijo. Pero quizá el arte no tiene nada que ver con eso y me invita a la locura. A personajes inesperados, a proyectos inesperados, a producciones tumultuosas, a gente que aparece de repente, a gente que desaparece, a marchas y contramarchas, a sobrevivir a cada instante y en esa supervivencia ir ganando un training, un ritmo, una dinámica que la rutina no puede darme. Y bueno, estamos en el caos. Aceptémoslo como un recurso creativo.
Caos, suele tener una connotación negativa. pero en este caso se trata de una crisis que me mantiene alerta y en crecimiento. Caos es romper barreras, romper prejuicios, abrazarse al otro que está en medio de este mar revuelto y que sabe como llegar a buen puerto de manera diferente. Y va tomando cosas de uno y uno va tomando cosas del otro. Y en ese grado de sana desprolijidad, de flexibilidad, es que uno halla la salud mental y artística.
La consagración nos condena a un camino estático que se parece a la muerte. Ese grado de desprolijidad nos obliga a estar alertas y creativos para ir sorteando obstáculos y generando nuevas ideas.
Y al decir del refrán"ganancia de pescadores..."
Al término de este período, confío en que tendremos redes cargadas de nuevas especies. Y que habremos aprendido mucho mas de lo que esperábamos.
En medio de la tempestad, no se puede menos que ser optimista.
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