Duelen. A veces molestan. Están ahí y uno quiere convertirlos en algo pero no surge nada. O tienen una fecha y no surge nada. Y siguen ahí, entre hojas viejas de papel o carpetas amarillas en "Mis documentos" con restos y rastros sin que tomen una forma en particular.
Personajes en borrador...esbozos desdibujados de historias entramadas.
Cuando se aborda la aventura de dirigir actores ocurre un proceso extraño. Al menos a mí me sucede. Uno juega con los actores, propone, busca, experimenta. Busca la aproximación, las puntas, los matices, la composición. Y de pronto, un dia, en un instante que es difícil de comprender, uno tiene una visión: la piel de los actores comienza a caerse y , como en el romperse de una crisálida, nace el personaje.
Y estos personajes son los que estaban "molestando" hasta hace unos dias. Y lo digo cariñosamente pero lo digo porque de ellos no tenía nada para decir. Y siempre creo que el hecho de crearlos es un proceso puramente cerebral, calculado, un ejercicio intelectual. Y es verdad: la musa nunca susurra al oído. Es el trabajo de parto el que los trae a la luz. Pero ese trabajo a veces se da secretamente, silenciosamente, sin que uno mismo se entere. Y sucedió.
El lunes pasado, por la mañana, mientras transcurrían las horas interminables en un sitio del cual ahora no revelaré su nombre, mientras las 8.00 se parecian a las 9.00 y estas a las 11.00, tomé mis borradores, mis diálogos desordenados, las puntas de los ovillos y casi sin quererlo se descamaron aquellos indicios que los cubrían, se desvaneció la tela que los ocultaba, las voces sonaron con ecos en los largos corredores en los que avanzaban hacia mí y, aún sabiendo que nos queda un largo camino por recorrer,entre sus colores, sus emociones, sus llantos y sus gags, nacieron los dos. Esos dos personajes. Esos que debía encontrar y que no hallaba. Ale...vos sabés quienes son.Pero por ahora, los mantendremos en secreto.
Personajes en borrador...esbozos desdibujados de historias entramadas.
Cuando se aborda la aventura de dirigir actores ocurre un proceso extraño. Al menos a mí me sucede. Uno juega con los actores, propone, busca, experimenta. Busca la aproximación, las puntas, los matices, la composición. Y de pronto, un dia, en un instante que es difícil de comprender, uno tiene una visión: la piel de los actores comienza a caerse y , como en el romperse de una crisálida, nace el personaje.
Y estos personajes son los que estaban "molestando" hasta hace unos dias. Y lo digo cariñosamente pero lo digo porque de ellos no tenía nada para decir. Y siempre creo que el hecho de crearlos es un proceso puramente cerebral, calculado, un ejercicio intelectual. Y es verdad: la musa nunca susurra al oído. Es el trabajo de parto el que los trae a la luz. Pero ese trabajo a veces se da secretamente, silenciosamente, sin que uno mismo se entere. Y sucedió.
El lunes pasado, por la mañana, mientras transcurrían las horas interminables en un sitio del cual ahora no revelaré su nombre, mientras las 8.00 se parecian a las 9.00 y estas a las 11.00, tomé mis borradores, mis diálogos desordenados, las puntas de los ovillos y casi sin quererlo se descamaron aquellos indicios que los cubrían, se desvaneció la tela que los ocultaba, las voces sonaron con ecos en los largos corredores en los que avanzaban hacia mí y, aún sabiendo que nos queda un largo camino por recorrer,entre sus colores, sus emociones, sus llantos y sus gags, nacieron los dos. Esos dos personajes. Esos que debía encontrar y que no hallaba. Ale...vos sabés quienes son.Pero por ahora, los mantendremos en secreto.
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